jueves, 4 de febrero de 2010

Lectura Nº 5 Gino Longo: El mecanismo de la investigación científica

El conocimiento siempre se inicia a partir de los hechos, a partir de la observación de los mismos. Ésta es la primera etapa de una investigación. Pero cuidado: cualquier observación es ya en sí misma un principio de análisis, pues lleva consigo una selección, comparaciones, deducciones, etc.

La tarea de la investigación científica consiste en observar los hechos, en seleccionar los más significativos, en descubrir las relaciones que los unen entre sí y en evidenciar en cada hecho concreto los aspectos más sustanciales o significativos. Pero una vez hecho todo esto es necesario avanzar más y encajar esos resultados obtenidos a través de la observación en un esquema coherente.

La segunda etapa del trabajo científico consiste en formular una hipótesis que explique el conjunto de los hechos de forma lógica y coherente. En esta etapa la cualidad esencial consiste en poseer una ardiente fantasía creadora. La fantasía permite al hombre crear mentalmente la imagen de aquello que no es, pero que él pretende alcanzar o realizar, es decir, una imagen en base a la cual él actuará para modificar la realidad en la dirección deseada. La fantasía se complementa con la intuición.

La tercera etapa del trabajo científico consiste en comprobar rigurosamente que las hipótesis formuladas corresponden a la realidad de los hechos, para lo cual será preciso volverlos a observar, ampliando si es necesario el campo de observación a nuevos fenómenos, así como en profundizar el análisis de los hechos ya conocidos.

La cuarta y última etapa del trabajo científico consiste en modificar o sustituir las hipótesis anteriormente formuladas con los resultados de la comprobación realizada anteriormente.

Toda la operación puede ser esquematizada de la forma siguiente: observación de los hechos → formulación de las hipótesis → nueva observación de los hechos → nueva formulación de las hipótesis... y así hasta el infinito.

La elaboración teórica y la observación de los hechos se complementan mutuamente, pero no coinciden, y ninguna de ellas puede sustituir a la otra. Por otra parte, si falta uno de estos dos aspectos del trabajo científico, deja de existir la ciencia. En definitiva, la ciencia nunca puede reducirse a la pura teoría abstracta, ni a la pura investigación empírica. Schumpeter afirma que que la elaboración de una visión global de la realidad precede siempre al análisis de los hechos empíricos.

Los hechos siempre constituyen la base de una elaboración teórica, pero el hombre, en el momento de iniciar una investigación, y mucho antes de que se hayan esbozado los fines de la misma y su necesidad, y de que por tanto se haya iniciado la formulación teórica, posee un bagaje de conocimientos y observaciones empíricas.

El hecho de dedicarse a una investigación concreta presupone ya un cierto interés teórico: el plantearse un problema constituye una suposición primaria y, por tanto, una primera formulación teórica que es la que inicia la verdadera investigación consciente y razonada.

El trabajo de un estudioso aislado está siempre integrado en el seno de la actividad investigadora colectiva, social, humana. El investigador individual utiliza las conclusiones y las elaboraciones de otros científicos como partes integrantes de su propia investigación y elaboración.

De las características del proceso de conocimiento se derivan dos importantes consecuencias:
-La condición esencial para poder utilizar los resultados de las investigaciones de otros es que por nuestra parte hayamos iniciado ya una elaboración propia.
-Todo investigador debe crear por sí mismo el aparato conceptual que necesita para trabajar.

De todo lo anterior podemos deducir lo siguiente:
-Toda ciencia tiene un objeto de investigación concreto.
-Utiliza un determinado método de investigación, aspecto esencial de la ciencia.
-Construye una determinada visión científica de la realidad.

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